Metempsicocis
Stone as a metaphor for death
J. Thomas Sourly
¡Tenía la piedra frente a el!, no había nadie más, sólo un diminuto espacio entre el y ella. El instinto quería devorarla. Algunos meses atrás se decidió por encontrarla. Corría por las calles pregonando el nombre de la piedra, piedra que tanto anhelaba, piedra que no era cualquier piedra sino su misma piedra. Su corazón estaba exhausto de haberse dilatado tan rápidamente cuando creía encontrar su éxtasis. Avanzó lentamente por las calles, cambió su paso para caminar por el empedrado, saltando los escalones que empezaban y subían a una antigua catedral en donde se encontraba una cúpula dentro de la cual no había otra cosa que una alcoba contenida por una cama grande. ¡Más grande que todo su cuerpo y su cabeza!, y corría a la vez que miraba y trataba de distinguir la ventana, pues oyó que le conducía a un lugar imposible, así que salto por ella y se convirtió a un cuarto café o blanco, oblongo o ancho. No existía allí nada. Solo, frente a él, tenía a la piedra. Alargo su mano para sentirla, medio milímetro para tocarla, ya casi la poseía, prácticamente era suya. En un instante paralelo, de repente, murió.
A Mauricio Toledo.
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