La exposición de los viejos del agua fue un acontecimiento extraordinario y al final todo resultó mejor de lo que creimos; las cosas en los días más recientes se presentan prometedoras y esta noche tuvimos la ultima cena con Federico Botta, de pronto el tiempo regresó y nos mostró una vez más lo efímero que somos; de pronto otra vez las compras por la noche, la pasta en esas burbujas, el parmesano, el aceite de oliva, la cerveza, horizonte, y tres seres humanos que por alguna extraña razón comparten el tiempo y el espacio. Pronto el regresará a su estudio en Torino, a seguir retratando el mundo y nosotros seguiremos aqui en uno de los ombligos del mundo intentando cambiar ese mismo mundo; por lo pronto aprovecho para reconocer el extraordinario papel que representan para estos modestos esfuerzos que intentamos consolidar, los amigos que sin recibir nada a cambio simplemente han creido (quizá implicitamente) que nuestra existencia tiene que ir más alla; por ello y por muchas otras cosas más, agradezco a Dixybait, a Paco, a Berenice, a Emilio, a Sara, a Rodrigo, a Laura, a Kafir, a Federico y a Daniel.
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